Si somos sinceros con nosotros mismos,
reconoceríamos que realmente lo que sale caro
o costoso es el descuido, ya sea por
falta de planificación,
o por temor al tratamiento odontológico en sí.
Esperar a que el problema bucodental crezca sólo ocasionará
un deterioro mayor para la salud,
incrementando el coste de un tratamiento
que pudo ser mucho más sencillo y económico
si se hubiese tratado a tiempo,
mientras el daño aún era pequeño.
Desglosando el tema, sería apropiado observar que cuando un paciente adulto o niño acude al odontólogo, no es simplemente para recibir una receta o prescripción médica con un tratamiento para hacer en casa, la realidad es que acude porque seguro necesitará un procedimiento clínico especializado, que implica una mano de obra cualificada, unos materiales y un tiempo de trabajo. Todo esto envuelve una serie de gastos, comenzando porque se utilizan una sucesión de insumos o consumibles exclusivos e importados en su mayoría, además de todos los gastos que implica llevar una adecuada atención clínica, como serían: la asesoría legal y administrativa, el mantenimiento de equipos, el suministro de servicios públicos, alquiler, empleados, etc.
Una cosa es encarecer un servicio para ganar más dinero, lo cual es muy criticable porque estamos hablando de un servicio de salud, pero hay otra cosa que es aún peor y es abaratar costos reduciendo los parámetros que se necesitan para hacer un trabajo correctamente y dentro de una conducta ética.
Convenientemente, con la ayuda y el asesoramiento del odontólogo se puede realizar un plan de tratamiento, dando atención prioritaria a aquellos procedimientos que requieran un cuidado más urgente. Programando para luego, con distanciamiento, las próximas citas de una manera personalizada, adecuándolas de este modo a las necesidades de cada paciente.
Esta programación no implica o no debería implicar por parte del paciente, ninguna necesidad de abonar por adelantado los tratamientos previstos. Es decir, lo correcto sería costear únicamente, en cada cita, el trabajo ya efectuado satisfactoriamente, sin tener la obligación de pagar con anticipación, algo que no se ha realizado.
El mejor consejo a los pacientes, es que adquieran un compromiso responsable con su salud bucodental, que asistan a sus revisiones dentales periódicas y si es necesario, busquen diversas opiniones profesionales hasta dar con el odontólogo que se gane su confianza y credibilidad.