En estos tiempos industrializados,
es una realidad que la economía de grandes corporaciones
es dependiente de un consumo desaforado
y no les conviene que aquello que venden dure demasiado,
puesto que es "más productivo" que lo vendido
tenga una vida útil predeterminada,
es decir, que tenga una "obsolescencia programada",
de modo que el consumidor en poco tiempo tenga que comprar de nuevo
otro producto igual o parecido.
No es difícil percibir, que este modo de entender a "la productividad" se ha extendido a muchas otras áreas, trayendo como consecuencia que el consumidor este mucho más cauteloso y desconfiado, poniendo en duda la credibilidad de cualquier producto o servicio.
"NO HAY ODONTOLOGIA LOW COST, SOLO BUENA O MALA ODONTOLOGIA". Así lo enfatizó el Colegio Oficial de Dentistas de Pontevedra y Ourense, en uno de sus boletines informativos. En el se reflexionaba sobre algunas tácticas comerciales que se descalifican por sí mismas al ser más propias de vendedores que de profesionales responsables de velar por la salud bucodental de la población. (enlace/boletin/colegiopontevedraourense.com/)
En mi opinión el tema es mas profundo de lo que aparenta. Para tener una idea del problema es imperativo entender que dentro de un tratamiento dental no esta solo los honorarios del profesional sino que también están los gastos fijos reales que conllevan una adecuada atención clínica, además hay que tener en cuenta que para realizar un tratamiento clínico de buena calidad hay que dedicar un tiempo requerido para ejecutar con excelencia dicho procedimiento. Esto lleva a la reflexión que para reducir los precios se podría quebrantar la calidad de la atención clínica (materiales e insumos médicos) o se podría reducir los tiempos de trabajo y me pregunto si el paciente estaría de acuerdo con alguna de estas medidas.
Con la Salud de las personas no se negocia de ningún modo en absoluto. Por eso no creo en el modelo empresarial, que desde hace unos años a venido surgiendo en esta área, porque se pierde mucho por el camino, ya que se olvida que es un servicio de salud y no solo una empresa que debe facturar a lo grande.
En mi opinión cada odontólogo debería esforzarse en ofrecer un excelente servicio autónomo, dando la cara por su trabajo, con su nombre y apellido como garantía, dejando que la mejor estrategia de recomendación profesional sea el boca a boca. Obviamente sigo siendo de la vieja catedra, es decir, de esa época en la que cada especialidad ofrecía un máximo en lo suyo pero igual se contaba con la especialidad de otros colegas que se ganaban nuestra admiración y le recomendabamos por su buen trabajo, sin que por el medio hubiese complicidad de intereses económicos.
Por nuestra parte, como profesionales de la salud, tenemos que ganarnos la confianza de nuestros pacientes, garantizando y respondiendo por nuestro trabajo, para eso es primordial una continua actualización de nuestros conocimientos y técnicas. Mientras que, por parte del paciente es importante que escoja bien al profesional y pida toda la información que necesite, para saber y entender que tratamiento se va a realizar, siempre exigiendo al final, calidad y bienestar, sin dejarse engañar por las "apariencias".
Ciertamente todos tenemos derecho a equivocarnos, pero en dichas situaciones también tenemos la gran oportunidad de responder correctamente y rectificar lo errado, en beneficio y satisfacción del paciente.
La confianza se gana, no se regala, allí radica en un alto porcentaje el éxito o fracaso en la vida, razón por la cual es bueno aprender a cultivarla, con disciplina, compromiso, conocimiento y honestidad. Consiguiendo así lo más importante, sentirse bien consigo mismo y dejar que los hechos hablen por si solos.